“Lo que como es mi medicamento o mi veneno”

Miércoles, 9 Octubre 2019 - 1:30pm

Trujillo en Línea.- Cada día son más las personas con enfermedades cardiovasculares, obesidad, diatebes y cáncer gástrico, entre otras, que pierden la vida. Los factores son varios, van desde los genéticos o hereditarios hasta de sobrepeso y sedentarismo.

Ante esta preocupante realidad, porque se han incrementado en niños y adolescentes, se promueve en la sociedad una cultura de prevención, la que según recomendaciones de los médicos radica en consumir alimentos saludables y principalmente practicar actividad física.

Antes de empezar a escribir este texto, estuve en una conferencia de rethink blockchain, en donde uno de los expositores Marco Esparza dijo, entre otros importantes aportes de la tecnología aplicada a mejorar la calidad de vida de las personas, que “lo que comemos es nuestro medicamento o nuestro veneno”.

Expresión que me motivó mucho más a reflexionar sobre lo que estamos haciendo los seres humanos, cavando nuestra propia tumba sino enmendamos estas malas prácticas alimenticias y si no apostamos por un estilo de vida saludable, teniendo  a la actividad física como cómplice para vivir bien y mejor.

Al respecto, el medico cirujanos con especialidad en endocrinología Marco Montoya Cieza indica que a la mala alimentación se han sumado inadecuados hábitos de vida, al extremo de producir una agresión y disrupción de nuestra programación genética.

El principal antídoto para combatir las enfermedades de este siglo es la actividad física, de ejercitar nuestro cuerpo, a través de rutinas tan sencillas como caminar 20 minutos para salir de la zona de confort y practicar un deporte.

“El ejercicio proporciona salud y bienestar. Las evidencias muestran que el entrenamiento mejora muchas enfermedades crónicas.  Los cambios hormonales que se producen durante el ejercicio pueden tener un efecto en diferentes aparatos y sistemas de nuestro organismo. No sabemos con exactitud en algunos casos cómo se produce el beneficio pero es lo que observamos en los pacientes”, añade el médico.

Por ejemplo, explica, en la depresión mejora el estado de ánimo posiblemente por la cantidad de beta-endorfinas y concentraciones de monoamina. En la obesidad, prediabetes y diabetes mellitus tipo 2, mejora de la disfunción mitocondrial muscular, mejora la sensibilidad a la insulina, facilita el consumo de glucosa por el musculo, disminuyendo el riesgo de muerte cardiovascular.

“En las dislipidemias (colesterol y/o triglicéridos altos) mejora el perfil a través de una mejor disposición de los ácidos grasos que caracterizan la hipertrigliceridemia y activación de enzimas que mejoran los niveles de colesterol. El ejercicio físico inhibe la producción de TNF probablemente a través de la producción de interleucina-6 (IL-6) de los músculos que se ejercitan”, enfatiza.

También tiene efectos favorables en pacientes con el síndrome de ovarios poliquísticos que se caracteriza por trastornos menstruales, acné, resistencia a la insulina y aumento del depósito de grasas en el cuerpo, mejora los niveles del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) que estimula la producción de quistes ováricos.

NO SABEMOS COMER

Sobre la alimentación, dijo que no sabemos comer. Hemos heredado las malas prácticas alimenticias de nuestros padres y muchas veces nos dejamos influenciar por los medios de comunicación.

“Hace cinco o seis décadas no se comían tantas veces en el día como ahora; muchas veces recomendadas por personal de salud. El doctor Yoshinori Ohsumi, biólogo celular de nacionalidad japonesa, recibió el premio nobel de medicina en el año 2016 por su investigación sobre la autofagia, que es proceso natural de renovación celular y que sabemos es estimulado por el ejercicio intenso y el ayuno.

Por lo expuesto, el destacado médico endocrinólogo reafirma que el ejercicio y la alimentación saludable, descartando los productos característicos de la industria alimentario que contienen carbohidratos acelulares de gran densidad, azúcares y grasas trans) nos permiten mantenernos sanos, aun cuando estamos rodeados de una “seductora” modernidad.

Lo ideal es consumir frutas frescas, verduras y raciones moderadas carbohidratos; asimismo, pescado y moderadamente las carnes rojas. Descartar las grasas, como frituras, azúcares y exceso de sal. Los condimentos también son dañinos y te dan el toque del sabor, pero no el toque de salud que necesitamos.

Para este estilo de vida saludable está prohibido el tabaco, porque según nuestro especialista, Marco Monyoya, y de acuerdo con la OMS, asesina más de ocho millones de personas por año en el mundo, de los cuales casi un millón son fumadores pasivo, víctimas del humo del tabaco. Y dato curioso, aproximadamente el 80 % de los fumadores en el mundo (que son más de 1000 millones) viven en países de bajos y medianos ingresos.

“Son conocidas las consecuencias de fumar: cáncer de pulmón, laringe, faringe, riñón, hígado, vejiga, entre otros; enfermedades cardiovasculares como infartos, eventos cerebro vasculares (conocidos como derrames cerebrales), aneurismas; enfermedades respiratorias como bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), e infecciones respiratorias a repetición.

Finalmente, recuerdo que en una oportunidad el médico oncólogo Elmer Huerta Ramírez recomendaba el consumo diario de la vitamina “O”, es decir la comida que se prepara en la olla, en la casa, en condiciones inocuas que garanticen calidad de vida. Por eso mis días más felices son los sábados y domingos, porque como la comida deliciosa de mamá, de la olla al consumidor. (Por Alberto Pinillos Bocanegra *)

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