¡Dios o el dinero!

Sábado, 21 Septiembre 2019 - 1:45pm

Trujillo en Línea.- (Por Fray Héctor Herrera OP) .-"Forzosamente el principio y la raíz de tus riquezas proceden de la injusticia. Porque Dios al principio no hizo a uno rico y a otro pobre, sino que dejó a todos la misma tierra. ¿De dónde, pues, siendo la tierra común, tienes tú tantas yugadas de tierra y tu vecino ni un palmo de terreno?”. S. Juan CRISÓSTOMO

Lc 16,1-13: Jesús nos habla de la astucia y sagacidad del administrador, antes de quedarse sin nada, con mucha inteligencia, no les cobra toda la deuda, sino se hace pagar lo que le tocaba. “El dueño alabó al administrador deshonesto por la astucia con que había actuado” (v.8)

El superávit de la economía, es para unos pocos, sin llegar a la inmensa mayoría de personas. Y su decrecimiento afecta a los más pobres. “La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo” (E.G.55)

El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho, el que es deshonesto en lo poco, es deshonesto en lo mucho (v.10).

El profeta Amós (8,4-7), en tiempos de Jeroboán II, ve que, en Israel, la riqueza, como hoy, estaba mal distribuida. Toca una realidad como la actual, graves injusticias, los poderosos atropellan los derechos del pobre. El dinero y poder, hace caso omiso a ser solidarios y humanos con los más necesitados. El profeta cuestiona como Jesús, una sociedad corrupta, le gusta el culto, lo externo, pero no tiene sentimientos de compasión y misericordia con los con los necesitados.

Jesús retoma estas experiencias vividas: “No pueden servir a Dios y al dinero” (v.13). El dinero mal habido cierra el corazón del hombre. No le importa el sudor y la vida de sus hermanos. No le interesa cómo ganar, aún si destruye la tierra y contamina el medioambiente. Lo único que piensa es ganar. Una economía que no está al servicio de todos, se convierte en un insulto, si es “desarrollo de unos pocos”. Un desarrollo integral, unido a una mejor calidad de vida, marcado por moral profunda: fidelidad a Dios y solidaridad con el hermano, construirá una sociedad más fraterna y justa.

Jesús nos propone, responder con la astucia cristiana, movidos por el Espíritu de Dios. Si el mundano responde con la corrupción, el engaño y la codicia del dinero. El cristiano tiene que responder con la honestidad, responsabilidad, transparencia, como hijos de la luz. Administrar bien los bienes, con un cambio de corazón y de mentalidad para saber compartir con los que menos tienen. (Fr. Héctor Herrera, o.p.)

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