Erosión costera, ¿la cura será peor que la enfermedad?

Miércoles, 28 Octubre 2015 - 11:00am

Trujillo en Línea (Por: Carlos A. Bocanegra García *).- Desde el enfoque del pensamiento sistémico, el problema de la erosión costera de Trujillo, según todas las actuaciones y propuestas hasta ahora, derivan de las "soluciones" de ayer.

Esto se parece a un ejemplo cuando un mercader de alfombras vio que su alfombra más bella tenía un bulto, se paró sobre él para achatarlo y lo consiguió, pero el bulto reapareció en otra parte. Saltó de nuevo sobre él, estropeando la alfombra en su frustración, hasta  que al final levantó una esquina de la alfombra y vio salir una serpiente.

Aplicado a la realidad costera, ante el problema de arenamiento del puerto de Salaverry, se procedió a construir y ampliar sistemáticamente el molón retenedor de arena ubicado al sur del puerto, en un principio, se logró que ingresen las naves o barcos, pero luego se repitió el problema una y otra vez y lo que es peor destruyó las playas de Las Delicias, Buenos Aires y en proceso la de Huanchaco, es decir generó lo que se conoce como erosión.

Ahora, se pretende dar “solución” al problema erosivo con un proyecto que primero se denominó “Regeneración del borde costero de los balnearios Las Delicias, Buenos Aires y Huanchaco” (lo cual implicaba restituir lo perdido, vale decir playa de arena), con la siembra o colocación de 20 espigones perpendiculares al mar desde Las Delicias hasta Huanchaco, proyecto que ahora se denomina “Mejoramiento del borde costero” (podría entenderse como mejorar lo dañado), que sin duda impactará negativamente en las playas de Santiago de Cao, Chicama y Pacasmayo, pues la suma de energía será trasladada al norte (si, un solo espigón trajo destrucción, imagínese 20).

Este proyecto significará presionar aún más al litoral marino. Cuando nuestros esfuerzos iniciales no producen mejoras duraderas, "presionamos" fieles al credo de que el mayor desempeño superará todas las trabas, sin ver que nosotros mismos estamos contribuyendo a crear más obstáculos. Sembrar 20 espigones como “solución” es una actuación de realimentación compensadora que  implica una demora, un paréntesis entre el beneficio de corto plazo y el perjuicio de largo plazo.
Todo indica, que es más cómodo aplicar soluciones típicas a los problemas, ateniéndonos a lo conocido (enrocados, arenados, espigones), sin tomar en cuenta la realidad particular.

En este sentido, las intervenciones gubernamentales mal concebidas no solo son ineficaces sino "adictivas", en el sentido de que incrementan la dependencia al conseguir se declare estados de emergencia frecuentes que no resuelven el problema (enrocados) y que con el mencionado proyecto de 20 espigones que dicen tendría una vida útil de 20 años.
El fenómeno de las mejoras a corto plazo que conducen a una dependencia de largo plazo es tan común que los pensadores sistémicos la han dado el nombre de "Desplazamiento de la carga". La carga se pasa a un nuevo sistema dejando al sistema original más débil y con mayor necesidad de ayuda. 

Cierto es que existe la percepción, que la erosión es un problema (añejo) de inseguridad de la vida y destrucción de la naturaleza. También es cierto que en todos los niveles de gobierno, sólo ha servido como “caballito de batalla” para ganar votos y que a la larga pasadas las elecciones, no han dado respuesta a las demandas ciudadanas en busca vivir en un litoral marino seguro y con desarrollo.

Esto se parece a un viejo verso, que reza… había “Doña Juana, ilustre  vecina, a la cual le recetaron pastillas de sodio para atenderle un trastorno bipolar; las pastillas no solo nunca le curaron su trastorno (solo le disfrazaron el cuadro), sino que además la terminaron matando de cirrosis en el hígado”. El caso de doña Juana, es un fiel ejemplo, de cómo a veces el remedio es peor que la enfermedad. ¿Será el sembrado de 20 espigones un caso más de éstos? ¿Se justifica gastar más de 300 millones que cuesta el proyecto? (311,536,539 nuevos soles, es la alternativa menos costosa).

En lo personal, soy más tendiente, a creer la rara idea, que a la erosión se combate con planteamientos y apertura de diversas alternativas o proyectos, que sean fruto de sendos debates públicos con intervenciones de las universidades y colegios profesionales y no sólo de consultoras externas. Las soluciones que desplazan los problemas a otra parte del sistema a menudo generan mayores problemas y en este caso particular constituyen una amenaza para las playas del norte de Trujillo.

(*) Biólogo Pesquero, Docente de la Universidad Nacional de Trujillo, fundador del Movimiento Ambiental Regional (MAR).

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